La Pirámide Humana. Conseguir realidad a partir de la ficción


Al comenzar a ver la pirámide humana me surgió inquietud de entender qué es lo que buscaba Jean Rouch al filmarla, pues desde la primera escena vemos al propio Rouch explicando a “los actores” lo que han de hacer frente a la cámara. Se debía tratar de un experimento, lo que de entrada llama la atención y nos hace admirar, una vez más, la manera innovadora que tiene Jean Rouch de abordar el cine, ésta vez rompiendo la FICCIÓN para llevarnos a la REALIDAD, aunque en nuestra primera percepción pareciera  lo contrario.

En La Pirámide Humana se reúne a dos grupos de jóvenes (franceses y africanos) que no suelen convivir con los miembros del otro grupo. Jean Rouch les da a cada grupo la premisa de la ideología que deben seguir y de ahí cada chico es libre de improvisar de acuerdo a lo que vaya surgiendo.

El factor clave puesto intencionalmente por el director para crear catarsis fue Nadine, una chica recién llegada por la cual los chicos de ambos grupos se sienten atraídos. Con la inclusión de Nadine surge la problemática entre los chicos que al estar en condiciones límite y en competencia por algo que a todos incumbe a pesar de sus aparentes grandes diferencias, es decir el amor,  dejan su máscara y comienzan a actuar como ellos mismos. Surgen las actitudes reales a partir de la catarsis.

Para el espectador surge la duda de qué es lo que está mirando, hasta qué punto lo que ocurre es parte de la ficción y especialmente si realmente los chicos están dejando vislumbrar su verdadero Yo. Nos damos cuenta que la cámara captó ese “Yo” mientras ellos, por fin, comenzaban a ignorarla, es decir cuando se calentaba el ambiente y la cámara pasa a ser como el tercero que, en medio de una riña, está observando lo ocurrido pero pasa a segundo plano respecto a los que discuten calurosamente sin importarles ya lo que pueda captar.

Ese es el juego que Rouch hace tanto con los protagonistas (se trata de un experimento también) como con los espectadores. Nos compenetra con la trama, nos saca esa risita nerviosa de no saber qué es lo que ocurre, nos vuelva nuestras teorías con la muerte de Alain, en la que nos damos cuenta es por demás  ficción,  contemplamos la complegidad en algo que pareciese tan simple y entendemos un poco más de lo que somos.







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