Fake Fruit Factory
Con un enfoque posmoderno Chick Strand retrata la vida laboral de mujeres mexicanas en una de las primeras maquiladoras que existían en el norte del país.
Se muestra la relación patrón-trabajadoras valiéndose de varios recursos de los que cabe destacar un abordaje íntimo en el que la cámara es espía de las conversaciones de las chicas de una manera poco común pues abundan los planos cerrados que se enfocan más bien en el trabajo manual de las chicas que en sus rostros, dejando al espectador el audio para conocer lo que piensan las trabajadoras.
Es un retrato fiel del estilo mexicano en las maquiladoras, en donde gracias a elementos como la música, que es justamente la que se suele escuchar en aquellos lugares y más en esa época, se puede sentir perfectamente el ambiente mexicano.
Otros elementos que nos acercan son las combinaciones de colores o el mismo lenguaje, lo que denota que las chicas no se cohibían para nada ante la presencia de la cámara, creo que eso influyó bastante para sentir un ambiente Verdadero, verdadero en el sentido de que realmente así es como se comportaban esas chicas, incluyendo la relación con el jefe gringo que después del trabajo adquiere un tono distinto donde se notará una especie de farsa que se interpretaba durante las horas del trabajo.
Fake Fruit Factory es un logrado retrato del ambiente mexicano donde se puede hasta sentir un curioso juego entre el patrón y las trabajadoras, con tintes de humor negro y trasfondo tan verdadero que deja mirar las falsedades.
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