The Atomic Cafe. Jayne Loadar y Kevin Rafertty


Miedo crea estupidez, pero a la gente no le gusta que se lo digan, entonces los creadores de Atomic Café utilizan sutilmente imágenes de stock, publicidad de TV de la posguerra y propaganda del ejército norteamericano para ejemplificar el grado de absurdez que se alcanzó colectivamente gracias al miedo infundado por la ignorancia sobre los efectos de la bomba atómica.

El miedo colectivo norteamericano se disparó al temer un contraataque de las fuerzas japonesas, o cualquiera que tuviera en su poder alguna de las bombas que, ya era bien sabido, tenían potencial de causar una enorme destrucción. Las contradicciones no se hicieron esperar, pues si la propaganda o la publicidad de la TV decían: “en el peor de los casos consígase un refugio y estará a salvo (por cierto, mejor no lo comparta más que con los suyos)”, entonces se sentían a salvo.

Los medios jugaron un papel fundamental en hacerle publicidad  a la guerra y una vez terminada siguieron siendo el medio por el que se valían para infundar el miedo mientras los mensajes iban con la bandera de “el peligro es inminente, pero el gobierno hará todo para protegerte a ti y a tu familia”. Hoy en día ésos anuncios nos resultan absurdos y patéticos, sin embargo el mensaje que nos envían sigue siendo el mismo: “el peligro es inminente, pero el gobierno hará todo para prote…” sólo que ahora han aprendido a pulir la manera en que nos lo venden. Atomic café nos susurra al oído: “despierten!” y en el fondo lo sabemos, si no por qué nos saca unas risitas con su humor negro, si no es por que nos sabemos en las mismas.







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