Los espigadores y la espigadora 2000- Agnès Varda



Espigar. Hacer una búsqueda exhaustiva y encontrar algo útil en lo que se creía que ya no se podría. Hacer una búsqueda y aprovechar lo que otros desechan. 
Se puede decir que Agnès Varda espigó muy bien dentro de sí y mediante su pasión que es el cine, logra encontrar una vez más una faceta del espíritu humano, me refiero a su denuncia sutil, a su voz que le muestra al mundo lo absurdamente egoístas que pueden llegar a ser los humanos y cómo el mundo sería distinto si nos dejáramos de mover ignorando todas las injusticias que suceden a diario.

Los espigadores y la espigadora también muestra a esa gente que ya sea por necesidad o por estar consciente de que la opción no está en desperdiciar,  se lanza a las calles, al campo, o a donde sea necesario en búsqueda de cosas que aprovechará mientras otros han preferido deshacerte de ellas. No es que esté mal que se hayan desecho de lo que ya no ocupan, por el contrario, si otros lo aprovecharán pues qué mejor que permitirlo. Pero justamente de eso se trata, por qué ha de haber trabas para que la gente que no tiene recursos consiga algo, no se diga alimento.

 
Así pues Agnès Varda hace uso de recursos lúdicos pero que siempre aportan al discurso, es sutil e inteligente y no se le escapa detalle. Un ejemplo son las tomas de carretera que usa a manera de transiciones, ahí narra su camino y hace tomas de autobuses y camiones que transportan alimentos, ella juega con sus manos a atraparlos, una metáfora visual de la mujer que está ahí para tomar (espigar) lo que unos tienen de sobra y quizá aprovecharlo de mejor manera, no hace falta una toma de esa misma mano dándoselo a las personas que lo necesitan pues la misma película es una demostración de las extrañas políticas de lo absurdo y la gente que se niega a seguirlas.
 

En este bello documental Agnès Varda le saca provecho a todo recurso posible (como los espigadores), no por eso se desvía del tema y se sabe mantener en su línea pues sabe muy bien a por lo que va. Es un cine de compromiso con estilo,  una denuncia sutil de la voz que sale directamente del corazón de una mujer que inteligentemente deja un legado para cualquiera que se pueda interesar por el devenir de la humanidad.

Vivimos en un mundo en el que sin importar la fecha de vencimiento las cosas son útiles mucho después. No importa cuantos años puedan pasar, quien deja huella y trata temas universales, como Agnès, no tiene caducidad.








Afortunadamente siguen habiendo personas que se preocupan por el mundo en el que vivimos y por que  los recursos no se limiten a unos cuantos cuando pueden ser aprovechados por todos. En nosotros está la responsabilidad de informarnos, pues aunque exitan personas como Agnes Varda o más directos como los creadores de Wikileaks, que nos ofrece estar informados y que de alguna manera exista una verdadera democratización de la información, de poco servirá si permanecemos como espectadores pasivos, a lo menos hay que continuar la demanda y aprender del ejemplo de los que no se quedan con los brazos cruzados y optan por espigar y compartir.









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